Es hasta cierto punto conocido que la filosofía de la Ilustración nace y responde al ascenso de un sector en particular: la burguesía. Dicho en otros términos, el materialismo histórico propuesto por Marx plantearía que las ideas nacen en el contexto de una determinada configuración de los medios de producción. Desde ese punto de vista, la noción de ciudadanía desarrollada en gran parte de las obras de la modernidad, por ejemplo, en la Democracia en América de Tocqueville, responde a esta configuración de los medios de producción.
Dando por cierto la elaboración teórica de Marx con respecto a la elaboración de las ideas (y que gran parte de la tradición sociológica reconoce como válida, por ejemplo: Max Weber), ¿es posible adoptar este diagnóstico con lo que se ha denominado ciudadanía digital?
Ante todo hay que tener claro que el avance de la tecnología se da en dos vertientes. Tal y como señala Genis Roca, el avance tecnológico se puede entender en función de: 1) el desarrollo de los medios de producción necesarios para la sobrevivencia, y 2) el desarrollo de medios de transmición de conocimiento. El primero es relativamente intuitivo: nuevas tecnologías van permitiendo desarrollar nuevos productos, o bien obtener los mismos productos en menor tiempo y costo. La formula de Roca se puede resumir en: “tecnologías con alto impacto en sistemas productivos, que tienen fuerte impacto en organizar el trabajo, y en maneras de organziar el espacio y en maneras de organizar la sociedad.”
La otra manera por la cual se puede entender el avance tecnológico es en función del desarrollo de la transmición de conocimiento, es decir, el desarrollo de la escritura en un incio, y, hoy por hoy, de todos los medios audiovisuales. Estos cambios en la transmición del conocimiento no sólo se traducen en el hecho de que un texto o una información cualquiera puede ser leída y estudiada en distintos tiempos y en distintos lugares, como sostiene Luhmann (2008), sino que también, y muy especialmente con el caso del Internet, en el hecho de que el sujeto productor de conocimiento y de contenido se va difuminando, es decir, que cada cual puede producir así como publicar contenido. Esto, evidentemente, no implica que este contenido publicado sea certero al momento de ser sometido a analisis: habría una mayor cantidad de personas que pueden publicar, sí, pero ello no implica que todo el contenido publicado sea riguros analiticamente.
Esta generación es la misma que bien podemos llamar como nativos digitales. En efecto, comunmente se llama a nativos digitales a aquella generación de personas que crecieron y/o nacieron en un entorno en el cual las tecnologías de la información, particularmente internet comenzaron a desarrollarse fuertemente. La natividad digital vendría siendo un constructo conceptual con el cual designar a esta generación cuyo desarrollo se dio en el contexto de nuevas formas de información.
Sin embargo, pareciera ser que la idea de nativo digital también puede volverse un tanto difusa: uno puede decir, siguiendo una antropología durkheimniana, desarrollada tanto en el División del Trabajo Social como en las Formas Elementales de la Vida Religiosa, uno puede sostener que la noción de nativo implica la relación con un conjunto simbólico de objetos que permitan delimitar los espacios y las relaciones sociales (tanto en forma como en contenido). ¿Existen estas instituciones simbólicas en los llamados nativos digitales? De encontrarse, posiblemente no se encuentran en la red misma, sino que en la misma sociedad “de carne y hueso”. De este modo, puede ser mejor hablar de nativos digitales, no tanto en función de que ya son varias las generaciones que van naciendo y creciendo con las nuevas tecnologías, sino que en función de que se podría hablar de numerosas tribus digitales, cada una de las cuales tiene sus propios códigos y sus propios elementos simbólicos.
La noción de tribu implica, de este modo, que las personas pertenecientes a esa tribu adoptan aquellas estructuras simbólicas, las hacen porpias, y con ello le dan sentido a su quehacer.Ahora bien, si se presta atención a esta definición se notará que esta anclada, o al menos supone una estructura de solidaridad orgánica, es decir, parece suponer una relación comunitaria (en contraste con una societal), tal y como la define la tradición sociológica. Pero, si este es el caso, ¿cómo se justifica el que tengamos iniciativas de protección de datos? ¿Iniciativas que buscan, por ejemplo, la eliminación de datos a petición de la persona generadora de esos datos (BID, 2017)? Estas iniciativas dependen directamente de que el concepto de individuo este fuertemente desarrollado: sólo en el contexto de que la individualidad esté desarrollada, y por lo tanto la manera de relación sea societal más que comunitaria, es que una iniciativa de protección de datos es posible. Pareciera que nos enfrentamos a una suerte de paradoja: parecieran haber comunidades digitales que comparten una serie de reglas (tanto escritas como simbólicas), pero al mismo tiempo tenemos individuos (algo que resulta un tanto contraintuitivo ante la noción de tribu). Siendo este el caso, y asumiendo que la definición y desarrollo de la noción de tribu digital es acertada, ¿cómo es posible este tipo de iniciativas? ¿Será que el concepto de nativos digitales está mal empleado o la noción de tribu así como de nativo requieren una actualización, o al menos una especificación conceptual para poder dar cuenta de mejor manera del fenómeno de los nativos digitales?
Bibliografía
Pareja. A, Pedak. M, Gómez. C, Barros. A (2017), La gestión de la identidad y su impacto en la economía digital. Banco Interamericano de Desarrollo.
Luhmann. N (2008), La sociedad de la sociedad. Herder. México
Interesante la distinción que realizas entre las dos formas de avance tecnológico: el que contribuye a la supervivencia del individuo y el que contribuye a la comunicación y difusión de conocimiento. En ese sentido, el fenómeno actual de los nativos digitales estaría relacionado prácticamente en su totalidad con este segundo modo de avance tecnológico. Sin embargo, no creo que exista una contradicción entre las mencionadas tribus digitales y la individualización del contenido o el afán por la protección de datos personales. Nativos digitales se refiere a la generación que nació dentro del contexto de las nuevas tecnologías de la información, por lo cual comparten el pertenecer a un momento de desarrollo histórico de la humanidad particular y eso es un rasgo que va a permanecer como generación hasta un nuevo hito de desarrollo histórico. Una vez siendo parte de una generación de tales características, las preferencias individuales no tienen por qué permanecer iguales. Cada miembro de la tribu digital puede tener sus propias preferencias, pero siempre enmarcadas en el contexto de las tecnologías de información y comunicación. Querer respetar los datos individuales no significa necesariamente cerrarse a ser parte de esta comunidad digital, sino más bien a limitar los espacios en donde esta comunidad puede desarrollarse.